Los docentes parecen temerlas. Sienten que sus alumnos les llevan la delantera en su uso, su vínculo desprejuiciado y espontáneo, y/o su habilidad y velocidad para interactuar con ellas. Parecen ser ellos quienes realmente pueden enseñarle a sus profesores y adultos más cercanos a utilizarlas y sacarlas partido.
Esta nueva situación provoca un retraimiento de los centros educativos, que se han convertido en un meros espectadores ante este cambio que cada vez los envuelve más y les comienza a tocar de lleno. Los educadores deberíamos deternos a reflexionar sobre esta cuestión, y tal vez incluso replantearnos el modelo educativo que estamos siguiendo. Ya no debemos ser facilitadores de información de cara a nuestros alumnos, porque la información les rodea e incluso ahoga en su día a día. Nuestro rol ha cambiado por completo. Ahora debemos ser quienes les enseñen a aprender a discernir la verdad entre tanta información, quienes consigan que éstos sepan convertir esa información en conocimiento... Y para ello, debemos ser capaces de manejar las nuevas tecnologías tanto o mejor que ellos. Pero, en caso de que tengamos un alumno que nos dé mil vueltas en el tema, no hay que echar el grito al cielo, ni temer absolutamente nada. ¿Acaso no tenemos recursos didácticos? ¡Cojámosle como ayudante! ¡Pongámosle a echar una mano a aquellos alumnos que van un paso por detrás del resto!
Nosotros, como docentes, tenemos que aprender a considerar la gran cantidad de recursos que nos ofrecen las TIC en lugar de mirarlas con recelo y conformarnos con una enseñanza tradicional. El profesorado debe estar en constante evolución y transformación, debe saber adaptarse mejor que nadie a los cambios, y, si algo le cuesta, debe esforzarse por conseguir hacerlo. ¿Acaso no es esto lo que él mismo le pide a sus alumnos?
Las TIC nos aportan materiales didácticos, herramientas de comunicación versátiles, apoyo a las tareas docentes y administrativas, una educación flexible y abierta a todo y a todos. Hay que saber ver en ellas la potencialidad que poseen para el desarrollo del pensamiento de nuestros alumnos, el servicio que nos brindan con respecto a la inclusión y la igualdad... Se pueden usar para intercambiar experiencias entre profesores, entre alumnos, entre alumnos y profesores, entre centros... Como página web donde colgar mil y un recursos sobre educación, información para padres, para alumnos, calendario escolar y/o de exámenes, de eventos, de entregas de trabajos... ¡Hay tantas cosas que hacer con las TIC en él mundo educativo!
Pero también es cierto que las TIC tienen sus propias necesidades y no todos los centros educativos están igual de preparados para su inclusión en las aulas. Requieren redes, equipamiento tecnológico, recursos humanos y formación permanente, investigación e innovación educativa, espacios adecuados y preparados para su uso...
En este sentido, la inclusión de las TIC ofrecen un desafío y una oportunidad.
- Un desafío porque demandan la creación de formas de mediación de las TIC en el aula, que potencien las relaciones que los niños y jóvenes han construido espontáneamente con ellas e incrementen su uso en pro del aprendizaje, el conocimiento, el análisis de la información y el acceso a nuevas formas de organizar el pensamiento.
- Y al mismo tiempo, supone una gran oportunidad, ya que las TIC deben comenzar a ser parte de la escuela, de su día a día, creando nuevos lazos con las generaciones más jóvenes y ayudándonos a acercarnos a sus modos de sentir, de actuar, de pensarse, de unirse entre ellos.
Una escuela que se adapte y avance junto con los cambios culturales y sociales del presente, siempre tendrá mayores posibilidades de construir un futuro mejor para sus alumnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario