martes, 11 de noviembre de 2008

El Copyright en la práctica cotidiana. Autenticidad

Trabajo realizado por Alba García Barrera y Rocío García Peinado

Andrea Ruiz y Guillermo Melgarejo definen a la Web como “un gran hipertexto”. La lectura está mediada por lo que llaman “hiperlectores”: buscadores y directorios que guían al usuario por la red, donde “la información está yuxtapuesta, sobrepuesta, mezclada, de la misma manera que se encuentra en la sociedad”. También las interfases “construidas con elementos visuales en forma de ventanas, íconos, menús y pulsadores” funcionan como un sistema de señales para guiar tanto el uso de un software como en la navegación de un sitio. La valoración de los sitios Web estaría determinada por su facilidad de uso.

En la falta de preparación previa de la mayor parte de la información que se utiliza en internet, información específicamente producida para y desde Internet, en la inercia que supone ejercer la transmisión de información en la red sin revisar críticamente el bagaje conceptual que se arrastra y en la sub-utilización de todo el potencial periodístico, interactivo, alternativo, tecnológico, multimedia y comunicacional de la propia Internet en general se encuentran algunas de las causas que explican la importancia de la web para consolidarse y sostenerse como medio autónomo de captación, generación y transmisión de información.

Los usuarios buscan información y la proveen en y desde Internet, lo que posibilita millones de interacciones. También, o tal vez esencialmente, buscan expresarse, opinar y comunicarse con otros. Así, páginas personales o de pequeños grupos u organizaciones de los más diversos tipos, weblogs, listas de correo, foros, mensajes instantáneos, salones de chat y comentarios suman un caótico caudal a la información de portales, sitios de noticias y medios en la web. Esto impacta directamente sobre los contenidos informativos en Internet, poniendo en entredicho algunas de las nociones tradicionales de la práctica de la transmisión de información

La interactividad genera, además, un necesario vínculo entre la instancia pública de las noticias y la necesidad privada de expresión, comunicación y opinión. En este sentido, hay en Internet una constante yuxtaposición de lo íntimo y lo público, ya que mientras frente a otros medios las respuestas singulares a las noticias se desarrollaban mayormente en vías no mediáticas, frente a la red, las respuestas privadas tienen capacidad de publicidad en el mismo medio:
  1. El volumen de información –tan accesible como inabarcable- que fue rápidamente detectado como diferencial de Internet, permite que lo alternativo alcance publicidad rápidamente, incluso masivamente. Algo puesto en un mail permite multiplicarse a través de la copia automática a engrosadas libretas de direcciones electrónicas.
  2. La apropiación de los hechos por parte del público, la sobreabundancia informativa, la visibilidad mayor de lo alternativo y la intersección de lo privado y lo público terminan por problematizar la cuestión de las fuentes. Toda noticia proveniente de internet debe estar debidamente chequeada y verificada y sustentarse en fuentes legítimas y representativas. Ahora bien, las fuentes en Internet parecen inagotables: además de haberlas de todos los tipos (testimonios, papers, documentos oficiales o institucionales, conferencias de prensa, publicaciones periódicas, libros y un largo etcétera) se inscriben en todos los soportes posibles (audio, audio y video, fotografía, textos) y provienen de todo tipo de lugares. Esta ampliación de las fuentes disponibles supone problemas: seguir a todas las fuentes que aportan información sobre un tema para chequearlas, verificarlas y contrastarlas supondría un trabajo enorme y engorroso aun trabajando en condiciones óptimas. Pero ésta posibilidad debe ser directamente descartada. Así, una vez más, el potencial del medio entra en contradicción con las condiciones de uso, que terminan imponiendo su sub-utilización.
Por otra parte, lo descrito pondría en entredicho la jerarquización tradicional de fuentes: ¿puede un testimonio tomado de un sitio ignoto situarse a la par de aquel que proviene de la página de un diario de tirada internacional? ¿Y si en el primero hubiese un video original o un comunicado inédito de tal o cual organización? ¿Debe preferirse, sin embargo, la cobertura del acontecimiento que ofrece el segundo? Generalmente, los problemas con las fuentes terminan expresándose en falta de originalidad o de rigor y objetividad, con la consiguiente pérdida de credibilidad. El rigor y la objetividad marcan la diferencia entre discurso, ficción y vida cotidiana, por lo que el incumplimiento de estas normas podría invalidar a Internet como fuente confiable.

En el contexto del espacio Internet, donde existe una gigantesca cantidad de información disponible, está claro que no es tarea de un profesor transmitir esa información a sus estudiantes, sino enseñarles a explorar, a atribuir significado y sentido de relevancia a los contenidos seleccionados, con algún criterio, en torno a alguna pregunta propia de la evolución de sus estudios.
Al realizar el ejercicio de búsqueda casi siempre revisamos lo que Google u otro motor nos ofrece como hipervínculos seleccionados, y desde ahí, como pasos esenciales, primero indagamos y luego elegimos lo que nos de sentido, desde múltiples dimensiones. Sin duda, que ese ejercicio no siempre lo realizan los estudiantes. Se van a lo conocido, a páginas resaltadas sólo por su popularidad (no relevantes por el contexto particular de la búsqueda).

Pero la función de un profesor ¿es sólo un problema de enseñar a seleccionar y dar sentido a la información? ¿Qué tiene que ver la reflexión acerca del cuerpo de los que buscan, lo cotidiano y la intuición en esta búsqueda? ¿O mejor dicho, cuál es el diálogo que un maestro o una maestra puede proponer respecto del cambio que está generando Internet en las personas? ¿rápidos “copiar y pegar” que aseguran una presentación?.

A propósito de estos cambios recomendamos un trabajo del profesor de filosofía en la Graduate School de la Universidad de California en Berkeley Hubert L. Dreyfus, titulado “Acerca de Internet”, disponible en PDF (por lo menos el primer capítulo dedicado al mito de los hipervínculos).

Citamos algunas de sus reflexiones en relación al problema de la búsqueda de los usuarios de Internet:
Los hipervínculos no han sido introducidos porque sean más útiles para buscar información que los sistemas antiguos de ordenamiento jerárquico. Más bien han sido un dispositivo ordinario de aprovechamiento de la velocidad de los ordenadores para relacionar grandes cantidades de información sin requerir comprenderla o someterla a algún tipo de estructura…cuando todo puede vincularse indiscriminadamente y sin obedecer a algún propósito o significado concreto, el tamaño de la Red y la arbitrariedad entre sus enlaces hacen extremadamente difícil para un usuario encontrar exactamente el tipo de información que busca.

Luego Dreyfus ilustra las transformaciones en un cuadro revelador, comparando lo que es (fue) la antigua cultura de las bibliotecas con los nuevos métodos de la cultura del hipervínculo, y comparando viejos y nuevos sistemas de búsqueda.El propio Dreyfus concluye que se ha instalado un nuevo tipo de sujeto:
El usuario de una biblioteca virtual no será más un sujeto moderno con identidad fija y deseos de encontrar un modelo de mundo más completo confiable, sino más bien, un ser postmoderno y multiforme abierto a explorar nuevos horizontes. En cualquier caso, este no está interesado en congregar datos sobre aquello que le resulte significativo, sino en conectarse con tanta información en red como le sea posible…Los nuevos navegantes de Internet celebran esta proliferación de información como una contribución a la forma de vida que coloca la sorpresa o fascinación por encima del significado y la utilidad”.

¿Esos son nuestros estudiantes de hoy? Si fuera así, qué vamos a hacer con esto. Dreyfus termina el capítulo diciendo lo siguiente:
“… hemos sugerido que, desde la perspectiva humana, el mundo no es una masa volátil compuesta de billones de datos sin sentido global, sino más bien un campo de significados organizados por personas con cuerpo, deseos, intereses y propósitos…quisiéramos al menos poner evidencia que, en vista de que el mundo está organizado por agentes con cuerpo y no por ordenadores, es importante replantear nuestra manera de producir sentido a la hora de encontrar la información que queremos”.

Entonces, quizás más que nunca, en esta era de Internet, ¿para qué sirve un profesor o profesora? Para ayudar a nuestros estudiantes a producir sentidos, para ayudarles a producir orientación en sus búsquedas. Y también, para producir un diálogo acerca de nuestra época, los cambios que están ocurriendo y cómo nos preparamos para convivir.

¿Y qué tenemos que hacer nosotros docentes para aprender a orientarnos en este espacio de Internet? Dejarnos llevar, no resistirnos, practicar y experimentar .

Por poner un ejemplo del gigantesco traspaso de información: Actualmente Technorati cuenta con treinta millones de blogs. Un número que sigue creciendo, a razón de uno por segundo, cumpliendo las previsiones hechas por David Sifry en su entrada trimestral sobre el estado de la blogosfera: “…Technorati es la idea de Internet como esa 'web de las personas' que hoy es. Treinta millones, con todos sus posts, permalinks, con mentarios y trackbacks, con toda su tela de araña enorme de relaciones mutuas". Las magnitudes principales son las siguientes:
  • Technorati monitoriza ya 27.2 millones de blogs.
  • El tamaño de la blogosfera se duplica cada cinco meses y medio.
  • La blogosfera es ahora sesenta veces más grande que hace tres años.
  • Se crea un nuevo blog cada segundo del día.
  • 13.7 millones de blogs todavía postean tres meses después de haber sido creados.
  • Los spings (spam pings) llegan por momentos a representar hasta el 60% del total diario de pings recibido por Technorati.
  • En torno al 9% de los blogs son spam o generados de manera automática.
  • Technorati añade a su índice 1.2 millones de entradas al día, unas cincuenta mil cada hora.
  • Desde enero de 2005, se han creado más de 81 millones de entradas con tags, que se incrementan con unas cuatrocientas mil más cada día.

    Fuentes: Andrea Ruiz y Guillermo Melgarejo, Hubert L. Dreyfus,David Sifry

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