Daniel Innerarity 14/05/2008
"El derecho a ser escuchado no incluye necesariamente el derecho a ser tomado en serio" Hubert H. Humphrey (vicepresidente de los EEUU durante el mandato de Lyndon Johnson, 1965-69).
Haciendo un comentario al texto de Innerarity cabría decir que “la causa principal de que el recurso a los valores sea hoy tan recurrente probablemente haya que buscarla en una huida frente a la complejidad” y quizás oculta la pérdida de poder, que no de autoridad. “La queja moral apunta a una situación general de pérdida de valores, relativismo, tradiciones que se abandonan”, y, casi todas ellos son fundamento del mercado capitalista sin los cuales no podría subsistir. Ejemplo de ello es el fallido Tratado Constitucional de la Unión Europea, Económico de los Poderosos, añadiría.
"El derecho a ser escuchado no incluye necesariamente el derecho a ser tomado en serio" Hubert H. Humphrey (vicepresidente de los EEUU durante el mandato de Lyndon Johnson, 1965-69).
Haciendo un comentario al texto de Innerarity cabría decir que “la causa principal de que el recurso a los valores sea hoy tan recurrente probablemente haya que buscarla en una huida frente a la complejidad” y quizás oculta la pérdida de poder, que no de autoridad. “La queja moral apunta a una situación general de pérdida de valores, relativismo, tradiciones que se abandonan”, y, casi todas ellos son fundamento del mercado capitalista sin los cuales no podría subsistir. Ejemplo de ello es el fallido Tratado Constitucional de la Unión Europea, Económico de los Poderosos, añadiría.
Es cierto que los partidos sean conservadores o progresistas terminan volviendo a la defensa de los “valores morales” desde los que justificar sus decisiones. Ese fenómeno de “moralización” sirve como justificación subyacente a otras de tipo económico, porque hay mucho de falacia en las posturas de los políticos a la hora de defender derechos; se defienden mejor desde la oposición. Tanto la moral como los derechos son imposiciones o consensos y es más fácil imponer lo incomprensible por principio indiscutible. Los progresistas no discuten el mercado y en consecuencia, no pueden introducir valores que lo cuestionen.
Los valores no consensuados no dejan de ser otra forma de imposición para el ejercicio del poder.
Bajo mi punto de vista este artículo es excesivamente intelectual, difícil de entender para la mayoría de las personas (trabajadores) a quienes debería ir dirigido.
Aún compartiéndolo no llega a la raíz, consistente en la utilización de la imposición de los valores como verdades absolutas e indiscutibles, como mecanismo de participación de ejercicio del poder: ideológico como superestructura del económico, y, militar cuando fuera necesario si el primero no funciona.
El gran reto que no menciona el autor es el de consensuar los valores a aplicar porque como tales valores ninguno tiene existencia ni valor en sí mismos.
Bajo mi punto de vista este artículo es excesivamente intelectual, difícil de entender para la mayoría de las personas (trabajadores) a quienes debería ir dirigido.
Aún compartiéndolo no llega a la raíz, consistente en la utilización de la imposición de los valores como verdades absolutas e indiscutibles, como mecanismo de participación de ejercicio del poder: ideológico como superestructura del económico, y, militar cuando fuera necesario si el primero no funciona.
El gran reto que no menciona el autor es el de consensuar los valores a aplicar porque como tales valores ninguno tiene existencia ni valor en sí mismos.
"No leas para contradecir o refutar, para creer o dar por bueno, para buscar materia de conversación o de discurso. Lee para considerar y ponderar." - Francis Bacon.
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