EL EFECTO 2000:
Para los judíos será el año 5760, para los budistas el 2543, para los musulmanes el 1419 y para los occidentales, que seguimos el calendario gregoriano, fue el año 2000.
A finales del año 1999, todos los medios de comunicación especulaban con lo que se vino a llamar “el efecto 2000”: un tecno-cataclismo del que toda la población (no sólo española, sino mundial) se hizo eco.
El origen del problema se hallaba en lo que podríamos denominar la "prehistoria" de la informática. Los primeros programadores, forzados por la necesidad de amortizar al máximo el espacio ocupado por la memoria electrónica de los ordenadores (muy escasa en esta primera etapa), consideraron que era positivo representar los años cronológicos con dos dígitos. Así, el año 1963 se representaba como 63, el 1986 como 86, etc. Por aquel entonces nadie podía imaginar, tal y como evolucionaba la tecnología, que cuarenta años después se sufrirían las consecuencias de aquellas decisiones.
Por todo ello, la llegada del año 2000 y con éste el cambio de los dos primeros dígitos, equiparaban los años de este milenio con los del anterior. Esto, podía provocar que los programas que tuvieran como base las proyecciones de tiempo, dejaran de funcionar o presentaran resultados incorrectos en el momento en que se iniciase el año 2000. Los programas no corregidos "darían por hecho" que se pasaría del 12 de diciembre de 1999 al 1 de enero de 1900.
Los problemas, pues, principalmente podían afectar a sistemas que dependieran de programas con función horaria y calendario, pudiendo ser desde semáforos hasta reactores nucleares, sin olvidar los ascensores, cajeros automáticos, equipos quirúrgicos, etc.
El grado de incertidumbre en cuanto a la magnitud del problema, hizo muy difícil prever lo que pasaría justo después de enero del 2000. Nos encontrábamos ante un problema meramente técnico, originado por informáticos y que sólo ellos estaban en disposición de solucionar.
Sin embargo, para analizar lo que conocemos como Efecto 2000, no podemos remitirnos solamente al ámbito técnico, sino que es imprescindible tener en cuenta todo un abanico de condicionantes culturales, sociológicos, e incluso psicológicos para tener una visión panorámica que complete el origen del problema.
Haciendo una pequeña recopilación de los condicionantes que fueron aconteciendo hasta desencadenar en lo que se conoce como Efecto 2000, se podrían destacar los siguientes:
- La incertidumbre del hombre delante los avances tecnológicos.
- El fin de una etapa cronológica: el milenio.
- El miedo a lo desconocido.
- La Globalización del problema. No se podía aislar el problema, ya que hechos cuyo acontecimiento ha lugar lejos de nosotros pueden tener una repercusión directa sobre nuestras vidas. Por ejemplo: los retrasos o anulaciones de vuelos internacionales, la paralización o mal funcionamiento de la Bolsa, el resultado de operaciones comerciales transoceánicas...
Viendo este grupo de condicionantes, queda patente que existía una gran similitud en lo tocante a la problemática, respecto a la existente alrededor de Internet, y por extensión, al Ciberespacio.
ANTECEDENTES:
- Durante 1998, el problema se vio como más lejano, poco trascendente para el futuro del país. Empezaron a oírse voces de alerta pero más por el peligro que éste pudiera ocasionar y la repercusión que pudiese tener sobre los desarreglos de otros países con problemáticas mucho más difíciles de resolver.
- En los inicios de 1999, ya comenzó a valorarse seriamente la posibilidad de que existieran problemas derivados del Efecto 2000 dentro del Estado, y empezaron a reclamarse con fuerza la intervención de las instituciones públicas. Al mismo tiempo, existían algunos países a los que se les auguraba auténticos cataclismos informáticos poniendo en peligro a la humanidad entera.
- En el transcurso del segundo trimestre del mismo año, aparecieron los responsables de instituciones tanto públicas como privadas para explicar los planes de corrección de posibles deficiencias en sus programas de gestión y tranquilizar así a la población, ofreciendo una sensación de previsión y control. Los países menos desarrollados tecnológicamente, siguieron siendo el centro de atención por lo referente a posibles graves problemas.
- Durante el transcurso del verano y justo finalizado éste, se nos informó de lo positivo de las pruebas realizadas en nuestro territorio, dando a la vez una clara sensación de imposibilidad de atajar el problema al 100% ya que, al parecer, existía un alto índice de imposibilidad de controlar absolutamente la situación.
- Es a partir de aquí cuando, una vez realizadas todas las pruebas pertinentes por parte de las grandes empresas e instituciones, empezó un periodo de inseguridad ante los posibles imprevistos que sin duda se generarían. Todas las personalidades vinculadas a la problemática dieron palabras de ánimo, sin olvidar que ellos habían hecho lo humanamente posible, pero que existía una parte importante que estaba claramente en manos de las máquinas, y que a ellas y a la suerte eran a quienes deberíamos encomendarnos.
- Justo los días inmediatamente anteriores al 1 de enero de 2000, empezaron a aparecer voces que vaticinaban el fracaso de la denominada Bomba del Milenio. Todo parecía indicar que finalmente nada grave llegaría a ocurrir.
Y así fue. Viendo el alcance que tuvo definitivamente el Efecto, se escribieron comentarios (de forma casi imperceptible) que hablaban sobre el fracaso del anunciado "desastre" y que criticaban la penosa labor de previsión realizada por todos.
CONCLUSIONES:
En realidad, ¿existió el Efecto 2000?
Si tenemos en cuenta tanto los artículos, comentarios y apariciones públicas posteriores al 1 de enero de 2000, podemos deducir que la magnitud del problema no fue, ni mucho menos, tan importante como se nos quiso hacer ver. Lo normal hubiera sido que, delante de unos resultados tan claros a favor del éxito de las innumerables medidas tomadas para paliar el "desastre", hubieran aparecido declaraciones alabando tanto éstas como el trabajo realizado por técnicos, gerentes y políticos.
Dichas medidas solamente contribuyeron a enriquecer a un sector muy concreto de la sociedad, quienes además, curiosamente, habían sido los "culpables" de que se produjera este fenómeno.
Ahora cabría preguntarse: ¿fue esta exageración meramente casual, o en realidad estaba programada?
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