lunes, 27 de octubre de 2008

La creación cultural: ideas, artistas y emprendedores

En torno al año 1994, la presencia de Internet era nula y casi inalcanzable para la mayor parte de la población. Por aquel entonces, cuando hablábamos de nuevas tecnologías nos estábamos refiriendo al CD, un soporte completamente novedoso.

En aquellos momentos, existían fundamentalmente dos tendencias: empresas que surgían y editoriales que afirmaban que el libro iba a desaparecer. Se pensaba que los proyectos multimedia tenían mucho futuro y que serían un gran negocio. Sin embargo, y más bien en poco tiempo, el mundo multimedia de la edición de CD (o lo que anteriormente denominaba "libro electrónico") entró en crisis precipitadamente al no cumplir las expectativas del mercado.

Los productos de nuevas tecnologías siempre han contado con pocas ventas en comparación a los libros, sobre todo si tenemos en cuenta los elevados costes que tienen los primeros. Y es debido a ello, principalmente, por lo que la edición multimedia no acaba de cuajar.

Con la aparición de Internet, los editores se comenzaron a preguntar si quizás la vía correcta no era la edición del CD sino la edición multimedia, de modo que, en la Feria del Multimedia (1996-1997), se dijo que el CD era un soporte al que le quedaba poca vida y que la irrupción de Internet sustituiría a la edición del CD, con lo que en nuestro país se terminaban las experiencias multimedia pasajeras de las editoriales para dar paso a la edición en el mundo de Internet.

Actualmente, nadie paga nada a través de Internet y es muy difícil encontrar experiencias de éxito en la red desde un punto de vista de mercado. Nos hallamos en un momento de gran incertidumbre, sobre todo ante el interrogante de Internet y el de la televisión interactiva.

Por otra parte, asistimos a lo que Bustos ha venido en denominar “colonización cultural de los fenómenos globales”. Con esto, se refiere al hecho de que en nuestro país se venden más productos extranjeros que españoles. Los grandes centros comerciales e hipermercados de nuestro país cada vez claman con una mayor fuerza que se genere un fenómeno mediático detrás de los títulos para distribuirlos, y eso sucede tanto aquí como en otros países.

Además, las instancias públicas tampoco han colaborado demasiado en el desarrollo de la industria multimedia en España.

En definitiva, el problema que acaece en nuestro país está referido principalmente a la producción de contenidos y a la gran desvinculación de las grandes instancias públicas con respecto a este tema en un momento en que necesitamos, más que nunca, que éstas se hagan cargo de la situación, ya que millones de niños y adolescentes pasan largas horas frente a las pantallas de ordenadores y consolas, convirtiéndose la información que proporcionan estos últimos en gran parte del acervo cultural que nuestra juventud posee.

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