La primera impresión que nos ha quedado tras leer detenidamente el reportaje "Con la música a otra parte" escrito por Patricia Gosálvez y publicado en el Diario El País el día 27 de marzo del presente año, es de que éste ofrece una visión demasiado optimista acerca del tema de la música en relación con Internet. Pero luego, y tras reflexionar y debatir profundamente entre ambas, llegamos a la conclusión de que en verdad quizá se trata solamente de la otra cara de la moneda.
No todo es blanco o negro, y lo más probable es que sea gris. En calidad de seres humanos la verdad como tal nos es inalcanzable. Siempre vamos a tener un punto de vista mínima o completamente sesgado sobre cualquier hecho que acontezca, porque en el preciso instante en que estamos abriendo los ojos ante él y pensando acerca de su significado, ya estamos partiendo de toda nuestra experiencia previa, que nunca será igual a la de ninguna otra persona y que, por consiguiente, otorgará a aquello que tenemos ante nosotros un pequeño toque de relativismo. Y es que sólo los hechos son objetivos, pero no así nuestra opinión acerca de ellos.
La historia está contada por los vencedores y no por los vencidos. Nada de lo que conocemos puede darse por una verdad universal. Y es por ello por lo que no podemos evitar citar aquí una gran frase dicha por Antonio Machado: "Tu verdad no. La verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela."
Aquí el único hecho o verdad mínimamente estipulable sería que la caída del sector discográfico va en aumento. En el reportaje se nos ofrecen los siguientes datos: "En 2007 se vendió en España el 22,7% menos de música grabada en CD que en el año anterior, y, aunque las descargas por Internet y el móvil aún representan sólo el 9,5 % del mercado (en EE UU es el 30 %, en Corea del Sur supera el 70 %), su comercialización aumentó el 24,3% (según datos de Promusicae)".
Esta situación intentó amainarse con el famoso "Cánon digital", contra el que las asociaciones de consumidores y gran parte de la ciudadanía en general se manifestó. De hecho, incluso se creó una plataforma en contra del cánon: http://www.todoscontraelcanon.es/. En ella, se ofrece un manifiesto contra éste que:
- Reclama mayor transparencia hacia el consumidor en este pago que encarece de forma indiscriminada los productos y servicios, y consideran que este cánon perjudica el desarrollo de la Sociedad de la Información y a la competitividad de nuestra economía.
- Rechaza que se graven los soportes, los equipos o redes y la tecnología en general con cánones, cuyos beneficiarios sean un sector económico o una actividad de intermediación específicos, ya que esto contraviene al interés general, y conlleva, entre otras cosas, que el desarrollo de nuevos modelos de negocio no se vea favorecido.
- Tiene en cuenta que Internet propicia un cambio de modelo, con canales de distribución alternativos a los modelos tradicionales, y considera que un cánon no debe proteger un canal frente a otro.
- Afirma que esta medida no soluciona el problema de fondo y legitima, de algún modo, la propia descarga ilegal de música u otros productos culturales.
- Destaca que todos los elementos que intervienen en las TIC sirven tanto para los contenidos que tienen derechos (copyright) como para los que están libres de ellos (dominio público, copyleft, creative commons, etc.) y por tanto, si se grava de forma indiscriminada, se penaliza a todos los usuarios en beneficio de unos pocos.
- Considera que el cánon introduce una múltiple imposición, ya que se pagan los derechos al comprar o adquirir el contenido, y se vuelve a pagar por el hecho de almacenarlo en un dispositivo, o de moverlo a través de una red de telecomunicaciones. Además, tal y como también se ha demostrado con el Cánon Analógico utilizado en los CDs y DVDs, no erradica, en ningún caso, la piratería o el ‘top manta’, e incluso llega a incentivarla al incrementar el coste de los soportes y propiciar que la compra de CDs, como otros servicios de Internet, sean deslocalizados a otros países que no tienen estos gravámenes.
Así, los aspectos que se solicitan en dicho manifiesto nos resultan más que coherentes: totalmente necesarios. Además, cabe señalar que gracias a este manifiesto se recogieron un 1069000 firmas, y que, finalmente, el Ministro de Industria Joan Clos tomó la decisión de no regular las descargas en Internet.
Aun así, gracias al cánon digital y según datos de la propia SGAE, entre los años 2003 y 2005 su recaudación aumentó un 12% y se situó en 300 millones de Euros.
Pero como bien demuestra el reportaje y como ya se indicaba en este manifiesto, resulta que la descarga de música en Internet no es siempre negativa para los artistas. Es un nuevo mundo, una nueva era. Una gran oportunidad para los músicos que realmente sepan aprovecharla adecuadamente.
Para los usuarios es más fácil, más cómodo y en ocasiones más barato descargar la música de Internet. Y los grupos musicales deben aprender a aprovecharse de esto para darse a conocer y vender sus discos.
Muchos usuarios que descargan música a través de programas como Kazaa, eMule o Ares lo hacen como una forma de rebelarse contra los precios que en los últimos años han alcanzado los CDs y DVDs. Pero esto viola claramente la Ley de Propiedad Intelectual y los derechos de autor. Las autoridades deberían hacer más por controlar este tipo de programas, hasta no dejar más opción que pagar en Internet por descargar música, películas, documentales o reportajes. De hecho, ya existen sitios en la red como iTunes, donde el usuario puede descargarse canciones por un módico precio y respetando los aspectos anteriormente mencionados.
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