- El lenguaje. La difusión de los neologismos, anglicismos, contracciones y palabras más o menos inventadas avanza al ritmo de las innovaciones tecnológicas. Uno de los últimos engendros lingüísticos es el término "widget", que es una aplicación que sirve para visualizar en pantalla elementos gráficos como relojes, calculadoras, mapas, previsiones del tiempo... Así de sencillo.
- Cables y periféricos. El ordenador portátil, el móvil, el televisor, la impresora, el escáner, la cámara de fotos, la de vídeo, el reproductor MP3... Todos y cada uno de estos aparatos viene con sus propios cables, puerto USB y cargadores específicos. Por supuesto, no suelen ser compatibles entre sí. A la espera de que todos los fabricantes se pongan de acuerdo para producir unos pocos periféricos universales y compatibles, habrá que acostumbrarse. Y agenciarse una mochila para cargar con esos alambres, por ejemplo, cuando nos desplazamos o nos vamos de vacaciones.
- Aplicaciones. ¿Se han detenido alguna vez a mirar los teclados de sus ordenadores? ¿Saben para qué sirven exactamente, por ejemplo, teclas como las que indican PetSis o Bloq Despl? La mayoría de los usuarios habituales probablemente lo desconocen. Según algunos expertos, el fallo de los productos de electrónica de consumo consiste en ofrecer demasiado en lugar de acercarse a los usuarios corrientes.
- Citas y encuentros. La creciente difusión de festivales y encuentros de aficionados a Internet y las nuevas tecnologías, si bien son una excelente ocasión de intercambio de experiencias para miles de usuarios, puede reforzar esa idea de alejamiento del consumidor medio. Porque, a veces, se pueden convertir en citas para entendidos o frikis del sector.
Y es que precisamente el lenguaje puede convertirse en un factor excluyente del universo tecnológico, porque parece estar demasiado orientado a los iniciados. Por otro lado, en algunas ocasiones no hace falta ser un tecnoanalfabeto para salir corriendo. Porque la cantidad de cables, complementos y gadgets puede espantar incluso al tecnófilo más curtido.
La evolución y la difusión de las nuevas tecnologías, más allá de sus indiscutibles ventajas, esconde una cara oculta que puede llegar a perjudicar a una franja de usuarios, los llamados "tecnoanalfabetos". Pero a menudo no es necesario ser un tecnoanalfabeto para querer salir corriendo entre tantos cables y complementos tecnológicos que salen al mercado día sí, día también, y que tan solo los tecnófilos que siempre están atentos a cualquier nuevo lanzamiento conocen y saben usar...
Y, a propósito de esta supuesta exclusión, la agencia publicitaria estadounidense Wunderman sostiene que la revolución digital, sobre todo en el ámbito empresarial, está dejando atrás a muchos clientes, y que hay que ayudar a los consumidores a entender mejor la tecnología, o la revolución digital fracasará.
Algunos estudios realizados por fabricantes de productos electrónicos de consumo, han revelado que los usuarios no pulsan nunca la mayoría de botones de los mandos de control remoto. A este respecto, el experto en nuevas tecnologías Ricard Ruiz de Querol, nos recuerda que existen dos mundos separados por una barrera generacional y una brecha cultural antes que digital. Basta con acudir a los datos del Instituto Nacional de Estadística para comprobar que la gente menor de 45 usa Internet, y la gente mayor, no lo hace con tanta frecuencia. Y esto sucede porque se trata de dos grupos sociales distintos alentados por el propio mercado de las nuevas tecnologías. Querol explica que "La industria y la publicidad de este sector se dirigen básicamente a los iniciados, a los que están ya conectados, a los que buscan lo último.... Y no al revés, como debería ocurrir".
Dicha brecha cultural y generacional, así como las diferencias entre tecnófilos y tecnófobos, aumenta cada día pese a que cada vez sean más frecuentes los cursos de alfabetización informática organizados por las administraciones públicas, las fundaciones y/o las empresas.
Hoy día se pide una dirección de correo electrónico para casi todo. Son millones las empresas que usan este medio para enviar información y ofertas a sus clientes. Cada día son más las empresas que cuelgan su información en Internet, creando su propia Web. Pero incluso en los estudios académicos las nuevas tecnologías han comido terreno a los métodos tradicionales. Actualmente es impensable entregarle un trabajo a un profesor de Universidad a mano. Son muchos los profesores que ya dejan sus apuntes en la Red para que sus alumnos puedan descargarlos en sus hogares. Otros tantos usan plataformas virtuales y/o apoyos y recursos multimedia en sus clases. Y así se podrían seguir enumerando miles y miles de cosas.
La solución probablemente resida en que los fabricantes de estos productos digitales hiciera más por facilitar el acceso a las personas no iniciadas en las nuevas tecnologías, usando un lenguaje más cercano y menos especializado o abreviado, creando aplicaciones de fácil manejo, casi intuitivas. Pero no sólo bastaría con eso. Se necesitaría que desde las administraciones públicas se realizaran más cursos básicos de TIC, que se invitara a la parte menos favorecida por éstas de la brecha cultural y generacional, que se realizaran campañas para evitar o disminuir la tecnofobia entre esta parte de la población. Debemos dirigir la mirada hacia aquellas personas que son más reacias a usar estos medios y favorecer en ellas el interés y la curiosidad respecto a ellos.
Por último, y aunque este artículo viene a hablar de la brecha cultural y generacional en lugar de la ya famosa brecha digital, no deberíamos olvidarnos en ningún momento de que existen países menos desarrollados y que viven igual o peor que nosotros hace unas décadas, y que ellos sí que no necesitan de todo este mundo tecnológico para hacer su día a día. Somos nosotros y la cultura que nos rodea, el verdadero problema. Aunque las TIC tengan sus ventajas, siempre deberíamos recordar que no debemos depende de nada ni de nadie, y en el momento en que vivimos, por desgracia, para hacer muchas cosas dependemos absolutamente del acceso a las nuevas tecnologías.
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