domingo, 9 de noviembre de 2008

Diez grandes mitos sobre el Copyright

Trabajo realizado por Rocío García Peinado y Alba García Barrera.


Resulta curioso cómo en un artículo que lleva por título "Diez grandes mitos sobre el Copyright", nos encontramos con un mito número 11 que dice lo siguiente:

Myth #11: "So I can't ever reproduce anything?": I didn't want to change the now-famous title of this article) is actually one sometimes generated in response to this list of 10 myths. No, copyright isn't an iron-clad lock on what can be published. Indeed, by many arguments, by providing reward to authors, it encourages them to not just allow, but fund the publication and distribution of works so that they reach far more people than they would if they were free or unprotected -- and unpromoted.
However, it must be remembered that copyright has two main purposes, namely the protection of the author's right to obtain commercial benefit from valuable work, and more recently the protection of the author's general right to control how a work is used. While copyright law makes it technically illegal to reproduce almost any new creative work (other than under fair use) without permission, if the work is unregistered and has no real commercial value, it gets very little protection. The author in this case can sue for an injunction against the publication, actual damages from a violation, and possibly court costs. Actual damages means actual money potentially lost by the author due to publication, plus any money gained by the defendant. But if a work has no commercial value, such as a typical E-mail message or conversational USENET posting, the actual damages will be zero. Only the most vindictive (and rich) author would sue when no damages are possible, and the courts don't look kindly on vindictive plaintiffs, unless the defendants are even more vindictive.
The author's right to control what is done with a work, however, has some validity, even if it has no commercial value. If you feel you need to violate a copyright "because you can get away with it because the work has no value" you should ask yourself why you're doing it. In general, respecting the rights of creators to control their creations is a principle many advocate adhering to.
In addition, while quite often people make incorrect claims of "fair use" it is a still valid and important concept necessary to allow the criticism of copyrighted works and their creators through examples. It's also been extended to allow things like home recording of TV shows and moving music from CDs you own to your MP3 player. But please read more about it before you do it."

Antes de realizar cualquier comentario respecto a este mito número 11, deberíamos fijarnos primero en qué se entiende por Copyright. Para ello, seguiremos la definición ofrecida por Story, Darch y Talbert (2006):

El derecho otorgado por ley al propietario de los derechos exclusivos sobre una Obra para reproducirla, para preparar trabajos derivados de ella (por ejemplo: Adaptaciones, traducciones), para distribuirla, para ejecutarla públicamente (p. ej. una obra obrade teatro), y para exhibirla públicamente. El copyright se aplica a los materiales llamados “originales”tales como libros, artículos, dibujos, fotografías, composiciones musicales, grabaciones, películas, y programas de cómputo. El copyright no protege una idea abstracta; protege solamente la expresión concreta de la idea.” [Story, Darch y Talbert (Eds.), 2006: 181].


A raíz de esta lectura, nos encontramos con que las leyes de Copyright se guían por dos propósitos fundamentales:

  1. La protección del derecho del autor a obtener beneficios comerciales de su valiosa labor.

  2. La protección del autor del derecho general a controlar cómo se utiliza su obra.

Pero para comprender este concepto, no podemos olvidar el contexto en el que surge.

El Copyright fue establecido en la era de la imprenta como un método intrínsecamente centralizado para la producción masiva de copias. En este contexto, el Copyright sobre los artículos de publicaciones sólo restringía a los editores, obligándoles a obtener un permiso para publicar un artículo, y a los posibles plagiarios. Esto ayudó a que las revistas activaran y divulgaran el conocimiento sin interferir en el provechoso trabajo de los científicos o estudiantes, ya sea como escritores o como lectores de artículos.

Sin embargo, actualmente, la tecnología moderna para las publicaciones científicas es Internet, herramienta que hace posible una gran divulgación de los artículos científicos y del conocimiento. Algunas personas opinan que los artículos deberían distribuirse en formatos no propietarios, de acceso abierto para todos, y que todos deberían tener derecho a reproducir los artículos, reeditándolos íntegramente con su adecuada atribución. Otros tantos opinan que, tal y como la Constitución de los EE.UU. dice que el copyright existe "para promover el progreso de la ciencia", así, cuando éste lo impide, la ciencia debe desecharlo.


Nuestra opinión personal al respecto es que el Copyright no sólo debe seguir existiendo, sino que debe hacerse más fuerte y ampliar sus propias fronteras ahora que Internet está relegando e incluso contradiciendo en más de una ocasión sus objetivos. Si no existiera una ley que salvaguardara las creaciones de artistas y autores, nadie se atrevería a exponer su trabajo ante el mundo. ¿De qué serviría todo el esfuerzo y la labor realizada si cualquiera pudiese hacerlo suyo? Está bien compartir el conocimiento. Es más. Incluso nos atrevemos a decir que es imprescindible. Pero no se puede dejar al libre albedrío de la ciudadanía mundial la decisión de qué hacer con esa información a la que una persona o un grupo de personas ha dedicado todo su entusiasmo y energía en crear.

No hay comentarios: