domingo, 23 de noviembre de 2008

Un agujero en la pared


"Un agujero en la pared". Extracto del reportaje "El videojuego es parte de mi escuela", por Javier Martín. Diario El País, 20 de noviembre de 2008.

Sugata Mitra lleva siete años colocando ordenadores en parques infantiles de lugares dejados de la mano de Dios, de Buda, de Alá... Y viendo qué pasa. Este profesor de la Universidad de Newcastle desarrolla A hole in the wall (http://www.hole-in-the-wall.com/), Un agujero en la pared, un programa educativo sin profesores en lugares remotos.

"Los ordenadores se instalan siempre fuera de la escuela; en lugares públicos, donde los niños puedan jugar y entretenerse", explica Mitra, que hace unas semanas participó en las jornadas Educación contra la división digital, organizadas en Barcelona por la Unesco y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Ciertamente, un ordenador no es un videojuego, pero para los niños de India, Camboya, Suráfrica o Uganda aquella cosa cuadrada con un joystick que un día apareció en el pueblo es lo más parecido a un juguete, a un entretenimiento llegado de otra galaxia.

Uno de esos ordenadores se colocó en Dras (India), con inviernos de 22 grados bajo cero de media. Para buscar civilización, los 2.000 vecinos del pueblo han de atravesar un desfiladero a unos 4.500 metros de altura. Paradójicamente, les pasan más cerca los aviones que los trenes y los coches. A veces, hay electricidad; a veces, no. Mientras los mayores se reunían alrededor de un fuego, los niños, con nieve hasta las rodillas, se apretujaban ante un ordenador alimentado por paneles solares, y una cámara oculta. Y Sugata Mitra, viendo qué pasaba.

"En tres meses, un ordenador es suficiente para que de 200 a 300 niños aprendan a manejarlo por sí solos", resume Mitra. "Ellos se organizan y se ayudan unos a otros. El lenguaje nunca es una barrera. Aprenden inglés funcional y todas las funciones del ordenador. Y, lo más sorprendente, el ambiente social del pueblo mejora. Los mayores se enorgullecen de lo que está ocurriendo".

A hole in the wall se ha extendido geográficamente y también funcionalmente. A veces se ha introducido en las escuelas, con los mismos excelentes resultados. "Hay más asistencia a clase, más atención y mejores notas en inglés, álgebra y biotecnología". Puesto que derribar la pared es difícil, Sugata Mitra se ha propuesto agujerearla. Sólo necesita tres céntimos por día y un chaval para alfabetizar, entreteniendo, a todos los niños de la Tierra.

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